jueves, 11 de febrero de 2010

Chiapas: a 15 años de la traición de febrero...

PARAMILITARISMO EN CHIAPAS
(15 Años de la traición de febrero)

Chiapas: La treceava estela (segunda parte) EZLN


"...muchos no conocieron ese primer Aguascalientes, sea porque no pudieron ir, sea porque eran muy jóvenes en aquel año (si usted tiene ahora 24 años, o sea que entró en 25, en ese entonces tenía 14 años, o sea que estaba entrado en 15), pero era un navío formidable. Encallado en el costado de una loma, su blanco y gigantesco velamen aspiraba a recorrer los siete mares. Sobre el puente ondeaba, feroz y desafiante, la bandera con el cráneo feroz y las tibias cruzadas. Dos gigantescas banderas nacionales se abrían a los lados, como alas. Tenía biblioteca, enfermería, sanitarios, regaderas, música ambiental (que alternaba, obsesivamente, entre La del moño colorado y Cartas marcadas) y, según cuentan, hasta un área para atentados. El trazado de las construcciones semejaba, según he relatado alguna vez, un gigantesco caracol, gracias a lo que llamábamos "la casa chueca". La "casa chueca" no estaba chueca, tenía un quiebre que a primera vista parecía un error arquitectónico, pero que desde las alturas permitía apreciar la espiral que formaban las construcciones. La tripulación del primer Aguascalientes estaba formada por individuos e "individuas" sin rostro, evidentes transgresores de las leyes marítimas y terrestres, y era su capitán el más apuesto pirata que haya surcado los océanos: parche en la cuenca del faltante ojo derecho, barba negra con destellos platinados, nariz pronunciada, garfio en una mano y sable en la otra, pata de carne y pata de palo, pistola al cinto y pipa en la boca...

"...Sin embargo, el espacio Aguascalientes había nacido ligado a una iniciativa política coyuntural y muchos supusieron que, agotada esa iniciativa, el Aguascalientes perdía sentido. Pocos, muy pocos regresaron al de Guadalupe Tepeyac. Después vino la traición zedillista del 9 de febrero de 1995 y el Aguascalientes fue destruido casi totalmente por el ejército federal. Incluso ahí se erigió un cuartel militar... " (25 de julio de 2003)
SOBRE EL PLAN DE CAMPAÑA CHIAPAS 94
(En artículo escrito por Carlos Fazio, Los asesinos de Acteal, 24 de agosto de 2009)

La primera versión de la estrategia contrainsurgente está contenida en el Plan de Campaña Chiapas 94, atribuido al general Miguel Ángel Godínez, comandante de la séptima región militar (1990-95). El objetivo estratégico operacional de dicho plan era destruir la voluntad de combatir del EZLN, aislándolo de la población civil. Como objetivos tácticos figuraban la destrucción, desorganización o neutralización de la estructura política y militar de la insurgencia, para lo cual, junto con operaciones de inteligencia, sicológicas y de control de población, se instruía la organización y asesoramiento de “fuerzas de autodefensa”.

De manera textual se ordenaba “organizar secretamente a ciertos sectores de la población civil, entre otros, a ganaderos, pequeños propietarios e individuos caracterizados con un alto sentido patriótico, quienes serán empleados a órdenes en apoyo de nuestras operaciones”. Según el plan, las operaciones militares incluían el “adiestramiento, asesoramiento y apoyo de las fuerzas de autodefensa y otras organizaciones paramilitares”, tareas que quedaban a cargo de instructores del Ejército. Los paramilitares debían participar en “los programas de seguridad y desarrollo” de la Sedena. Entre otras tareas, debían suministrar información que alimentara las distintas ramas de la inteligencia militar (contrainformación, inteligencia de combate, inteligencia para el apoyo de operaciones sicológicas, inteligencia de la situación interna). Además, en coordinación con el gobierno de Chiapas y otras autoridades, la séptima región militar debía “aplicar la censura” a los medios de difusión masiva.

La Sedena estimaba entonces que entre tropa de elite y milicianos el EZLN contaba con 4 mil 800 efectivos, en tanto que su mar territorial (organizaciones de masas) abarcaba 200 mil personas. Los grupos paramilitares comenzaron a actuar en Chiapas casi a la par de la ofensiva militar del 9 de febrero de 1995. Dicha acción, conocida como “la traición de Zedillo”, falló en su intento por capturar al subcomandante Marcos y descabezar a la comandancia indígena, pero dio inicio a la fase de guerra sucia y paramilitarización del conflicto.

La campaña militar fue ejecutada por el comandante de la séptima región militar, general Mario Renán Castillo (1995-1997), egresado del Centro de Entrenamiento en Guerra Sicológica, Operaciones Especiales y Fuerzas Especiales de Fort Bragg, Estados Unidos. Él creó la Fuerza de Tarea Arcoiris y grupos de fuerzas aerotransportadas del Ejército. Siguiendo el ejemplo de los boinas verdes del Pentágono en Vietnam, dentro de la estrategia de guerra irregular también creó en Chiapas una docena de grupos paramilitares. Tal estrategia contrainsurgente, perfeccionada por los kaibiles en Guatemala en los años 80, consistía en reclutar, armar y entrenar indios para intentar matar, desde adentro, la semilla de la autonomía zapatista. Para los mandos castrenses, los ayuntamientos rebeldes representaban la decisión.


A 15 AÑOS DE LA TRAICIÓN DE FEBRERO

*Sigue siendo la entidad con mayor presencia de efectivos castrenses, pese a la guerra antinarco
A 15 años de la ofensiva en Chiapas contra el zapatismo persiste la militarización
*ONG manifiestan preocupación por los desalojos recientes en comunidades de Montes Azules
Herman Bellinghausen
Miércoles 10 de febrero de 2010

Al cumplirse 15 años de la ofensiva militar del gobierno federal de Ernesto Zedillo contra centenares de comunidades zapatistas en Chiapas, el 9 de febrero de 1995, y ante el creciente número y gravedad de agresiones contra estos mismos pueblos, sobre todo en la selva Lacandona, colectivos y organizaciones adherentes de la otra campaña en distintas partes el país manifestaron que, “con su guerra de exterminio el mal gobierno no sólo busca acabar con el EZLN, sino con la vida y dignidad de los pueblos”.

Cabe destacar que la ocupación decretada hace tres lustros se mantiene intacta y aun ahora que se ha militarizado el territorio nacional para combatir al crimen organizado, Chiapas sigue siendo la entidad con mayor presencia de efectivos castrenses.

“Lo que (el gobierno) parece ignorar es que el proyecto zapatista ha llegado más allá de nuestras fronteras, vive en muchas partes del mundo. Esos muchos que somos no nos vamos a rendir”, sostuvieron los adherentes de la otra campaña.

Por su parte, la Red contra la Represión y por la Solidaridad, también de la otra campaña, se manifestó respecto de las agresiones a bases zapatistas en Bolom Ajaw (municipio autónomo Comandanta Ramona) y Laguna de San Pedro, estos últimos desplazados de Montes Azules.

“Las acciones de intimidación y desalojo efectuadas por el mal gobierno, utilizando a la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic), o de manera directa, confirman la actividad de las bandas paramilitares con la venia y tolerancia de los tres niveles de gobierno, con la finalidad de despojarlos de esas tierras para fines de inversión en proyectos turísticos”.

Adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona agrupados en la otra Jovel denunciaron que el gobierno “crea, entrena y arma grupos paramilitares para instrumentar conflictos, como lo hace con la Opddic en Bolom Ajaw”. Sostienen que “disfraza estas agresiones” y “para limpiar su imagen muestra una cara de negociación, ‘buena voluntad y respeto a los derechos humanos’, que se cae ante la brutalidad de sus acciones y el descaro con que busca apropiarse de tierras y territorios autónomos zapatistas. El miedo del mal gobierno ha crecido tanto que dispone de sus recursos para crear un clima de terror y violencia, en miras a justificar una intervención militar”.
En tanto, una decena de organizaciones civiles que integran la Red por la Paz en Chiapas manifestaron “profunda preocupación” por los desalojos ocurridos los días 21 y 22 de enero en comunidades indígenas de Montes Azules, y alertaron del riesgo de nuevos desalojos “anunciados por distintas fuentes”.

Señalan que con “el desalojo forzado de Laguna El Suspiro y Laguna San Pedro, distintas garantías y derechos fundamentales fueron violentados, atentando contra la integridad de niños, mujeres y hombres que ocupan la zona desde tiempos ancestrales”.

Los operativos policiaco-militares “no han sido los primeros en Montes Azules” por lo que, “debido a planes gubernamentales de ‘despeje territorial’ para la creación de circuitos turísticos, se teme continúen fragmentando la vida comunitaria y el tejido social de comunidades en riesgo de desalojo”.

La Red por la Paz destaca “la parcialidad” de los medios locales por su “estigmatización, sin previa investigación y cobertura de las distintas fuentes no oficiales”. Al difundir “únicamente” la versión gubernamental de los hechos, “ponen en riesgo la integridad de las familias desplazadas, de los defensores de derechos humanos y de los habitantes de otras comunidades”. Las organizaciones civiles “con trabajo documentado en la zona” rechazan “el discurso de ‘conservación y protección a recursos naturales’ utilizado por los distintos niveles de gobierno para obtener el control territorial –que se traduce en social, político y económico– de una de las zonas más ricas en biodiversidad de Chiapas”.

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