sábado, 3 de enero de 2009

Requisitos*



*Este es un poema que circuló en el Festival de la Digna Rabia, realizado del 26 al 29 de diciembre de 2008 en el Lienzo Charro por el metro Guelatao. La autora del mismo es YIRIA ESCAMILLA, a quien le hago explícito el reconocimiento de su autoría y admiración de lo que escribió... Considerando que al circularlo lo importante era su difusión, hago lo mismo en este medio. Va pues.



REQUISITOS



Hacer el amor con un zapatista

posibilita tener al alcance de la mano:

lo verde de la Selva Lacandona

la lluvia morena

y unos labios tzotziles dispuestos a la rebelión.



Es necesario pues, ofrecer a cambio

la maleza de otra selva

(la que se encuentra entre las piernas)

la cañada inaccesible entre dos pechos

y el agua recogida en el acantilado de la espalda



Se requiere llegar (un poco lodosos)

a cierta dirección guiados por el viento

apostarse (prestas a la lucha)

en la trinchera de un río

para calmar toda las clases de sed conocidas

destruir los retenes para acceder a los manglares

y esperar el paso de una mariposa

(esa a la que le temen tanto los soldados)

cada primero de enero.



Se nos ordenará permanecer en cuarentena un cierto

tiempo

el suficiente para descartar el espionaje,

el miedo disfrazado de pacifismo

y las enfermedades venéreas.

Y el tiempo necesario también,

para no apaciguar el deseo

(ese del que hablamos)

ni el instinto de asaltar todos los cielos

(esos que desconocemos).



Para hacer el amor con un zapatista

habrá fundamentalmente que:

desalojar al invasor del territorio liberado

(es imprescindible la intimidad para lo que nos

concierne),

dialogar (lo necesario solamente),

esperar órdenes y obedecerlas

(especialmente aquéllas de ensayar posiciones).



Para hacer el amor con un zapatista

son requisitos, contar con:

dos madreselvas,

un camino derechito al paraíso,

suficiente reserva de sangre fresca,

cualquier curita con merthiolate

y un estar sobrio de por vida

(de lo contrario puede uno acobardarse

antes de la entrega).



Para hacerlo (eso a lo que nosotros llamamos amor)

hay que mantenernos en silencio

para no delatarse ni a uno mismo

(recuérdese lo clandestino),

hay que revivir las vergüenzas

(empezando por los muertos),

replegarse a tiempo (así se le llama al dolor),

o desertar (aunque el abandono no es bien visto).



Porque para hacer el amor con un zapatista,

se necesita, antes que nada,

ganar la guerra (la propia y la ajena).